Category: Ambiente Sano


En el marco de la Iº Jornada sobre Vivienda Social y Eficiencia Energética, organizada por la el Foro Ecuménico Social, la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y la empresa Edenor, el Dr. Bernardo Kliksberg compartió algunas reflexiones acerca de la situación de América Latina

«….  Hablar de vivienda social y eficiencia energética es mucho más importante que especular sobre grandes temas sobre los que no se puede llegar a ninguna conclusión práctica. Implica aterrizar directamente en algo muy relevante en la vida de la gente».

“En América Latina hay 120 millones de personas que viven en tugurios

ARTÍCULO COMPLETO: Disertación – Bernardo Kliksberg

Fuente: Departamento de Responsabilidad Social – Unidad de Gestión de Proyectos de la Universidad Tecnológica Nacional

Argentina corre el riesgo de tener 400 pueblos contaminados por plomo, producto de la actividad minera, acusa un informe de la Universidad de Texas, Estados Unidos. Éste denuncia, además, alarmantes niveles de contaminación y violaciones a los derechos humanos en la comunidad de Abra Pampa. El “cerro de plomo”, que ha mermado la salud del 81 por ciento de la población infantil, sólo fue posible por “la negligencia gubernamental”

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El diputado nacional Fernando «Pino» Solanas y vecinos de Andalgalá denunciaron esta tarde, en conferencia de prensa, la concesión cedida por funcionarios nacionales y catamarqueños a la minera multinacional Billington, que implicaría el desalojo de una de las ciudades más importantes de los valles de Catamarca.
Los vecinos de Andalgalá llegaron a Buenos Aires para denunciar el intento de desalojar el pueblo catamarqueño para comenzar con la explotación minera.
Al respecto, el diputado Solanas afirmó: «Se está llegando al colmo de la irracionalidad. El grado de locura de la clase dirigente de las provincias mineras llega a tal punto que parece normal otorgar a una multinacional la concesión minera en los aledaños de la propia ciudad de Andalgalá.«
Solanas continuó: «Ya no es la nube de polvo mineralizado que baja de las explotaciones sobre las plantaciones y producciones agrícolas, ya no es la contaminación de los afluentes; ahora se trata del yacimiento Piliciao 16, que es en la propia ciudad de Andalgalá, y se habla de indemnizar a los vecinos para trasladarlos.»
Al respecto, los vecinos autoconvocados de Andalgalá Sergio Martínez y Urbano Cardozo, exigieron a los nuevos legisladores nacionales «que se hagan cargo de la petición del Consejo Asesor del Inta de Andalgalá para declarar zona de exclusión  minera a aquellos emprendimientos que están sobre las cuencas de agua que abastecen a nuestro pueblo«. Y fueron más allá: «Pero pedimos fundamentalmente la prohibición de la explotación minera a cielo abierto
Martínez sostuvo: «Somos unos 20 mil habitantes, tenemos la propia información de la Secretaría de Minería, sus contratos, y nos están diciendo que nos tenemos que ir del lugar donde elegimos vivir, para que estas mineras puedan seguir contaminando. Ya llevan 12 años acá estropeando el agua y el aire: hay un enorme aumento de enfermedades de vía respiratoria y cáncer y aparecen nuevos casos de leucemia
La conferencia se realizó en Ate Nacional (Belgrano 2527). Acompañaron a Solanas y a los vecinos, el diputado Jorge Cardelli y el Secretario General del PSA, Mario Mazzitelli.

Se dio en el marco del encuentro «No a la Minería Contaminante» que convocó a varios diputados nacionales, investigadores, fiscales y asambleístas de Esquel, Andalgalá, Valles Calchaquíes, San Juan, Tilcara, de la Confederación Mapuche Neuquina, de la Unión de Asambleas Ciudadanas, de la comunidad diaguita de Tafí del Valle, entre otros.


Prensa Proyecto Sur

Silvia Ribeiro

ALAI AMLATINA, 05/012/2009.- En las próximas semanas se reunirá en Copenhague, Dinamarca, la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. El ambiente está caliente, tanto entre los bloques de negociadores oficiales, como en las organizaciones y movimientos, que por primera vez acudirán en decenas de miles al lugar de reunión. No es para menos, el cambio climático es devastador y sus efectos serán cada vez peores, informan los científicos. El tema toca puntos neurálgicos de la civilización petrolera, al mostrar que el sistema industrial del último siglo ha ido destruyendo la vida de la gente y del planeta, en forma irreparable si no lo frenamos ya.

Pese a ello, la vasta mayoría de los gobiernos siguen empeñados en no atacar las causas reales del cambio climático, empujando en su lugar falsas soluciones, basadas en enfoques de mercado y nuevas tecnologías cada vez más peligrosas, que en lugar de mejorar la situación, la empeoran. El tema de la agricultura y alimentación es un claro ejemplo de ello. Los negociadores de cambio climático lo ven como un problema (la agricultura industrial es responsable de un altísimo grado de emisiones de gases de efecto invernadero) pero sobre todo como un campo para ampliar los mercados de carbono, paradójicamente, aumentando la agricultura industrial y sus impactos. Hay propuestas y presiones empresariales para lograr apoyos nuevos a actividades altamente destructivas social y ambientalmente, como monocultivos de árboles y soya transgénica, grandes instalaciones de cría de animales confinados, proyectos masivos de biochar o carbón vegetal (producir masa vegetal para quemarla y enterrarla como carbón en los suelos), entre otras.

Al otro extremo, movimientos como La Vía Campesina, tienen claras las causas y las combaten día a día, pero también presentan soluciones: la agricultura campesina y la producción de pequeña escala puede enfriar el planeta –y lo está haciendo–, además de alimentar a la mayoría de la humanidad.

Un reciente informe del Grupo ETC (¿Quién nos alimentará? http://www.etcgroup.org/es) analiza estos aspectos y plantea una serie de preguntas claves frente a las crisis climática y alimentaria.

Por un lado, las trasnacionales nos quieren hacer creer que los sistemas alimentarios son una cadena industrial que comienza con Monsanto como dueña de las semillas en un extremo y WalMart como paradigma de los supermercados en el otro, cada vez más industrializado y centralizado. Afirman que sólo ellos podrán alimentar a la población mundial creciente y enfrentar el caos climático, con sus variedades transgénicas y producción masiva y uniformizada. Exigen que los gobiernos sigan apoyando sus patentes, sus tecnologías contaminantes y sus oligopolios de mercado, haciendo la vista gorda a los impactos climáticos y de salud que provocan –que afirman van a absorber con más tecnología, más patentes y más libre comercio.

Por otro lado, la realidad es que los sistemas alimentarios del mundo no son cadenas sino redes, donde muchas personas, actividades, culturas y funciones convergen e intercambian. Más de 85 por ciento de los alimentos son producidos cerca de donde se consumen, a nivel local, regional o al menos nacional, y la mayoría gracias a campesinos y productores de pequeña escala, a indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas y pequeños horticultores urbanos, que en conjunto son más de la mitad de la población mundial, pero alimentan a muchísimos más y llegan a quienes más lo necesitan. Por sus formas de manejo no emiten gases de efecto invernadero sino que los absorben, ahorran agua, conservan los suelos y una enorme diversidad de cultivos, animales domésticos y peces, que son la clave de las adaptaciones necesarias frente a las crisis climáticas. Además, si se toma en cuenta todos los elementos que producen, crecen y recolectan en las pequeñas fincas y no sólo el rendimiento de un determinado cultivo por hectárea, el volumen de alimentos producidos es mucho mayor, más variado y nutritivo que en cualquier monocultivo industrial.

Un artículo de Grain resalta otro aspecto fundamental, relacionado: el cuidado (o destrucción) del suelo y su relación con el cambio climático. (Cuidar el suelo, Biodiversidad 62, http://www.grain.org/biodiversidad/?id=459) El uso del fertilizantes químicos y otros agrotóxicos, conlleva necesariamente la destrucción de la vida microbiana del suelo y ha sido reconocido como un importante factor de emisiones de gases de efecto invernadero. Los fertilizantes sintéticos, además de lo que emiten, destruyen la capacidad del suelo de captar y almacenar carbono. El artículo presenta un cálculo cuidadoso y realista de cómo si se recupera y estimula la incorporación de materia orgánica al suelo, a partir de prácticas agrícolas, pecuarias y pastoriles de pequeña escala, con diversidad cultural, geográfica y de manejo, resultaría en una importante reducción de emisión de gases de efecto invernadero, pero además tendría el potencial de con el tiempo, absorber las dos terceras partes del exceso de gases de efecto invernadero de la atmósfera, siendo la medida más importante propuesta hasta el momento.

La Vía Campesina y otros movimientos estarán en Copenhague para presentar estas realidades y confrontar a los gobiernos y empresas que quieren que sigamos creyendo que sin sus cadenas no tenemos futuro. La verdad es que solamente sin ellas podremos enfrentar las crisis en que nos han metido.

– Silvia Ribeiro es Investigadora del Grupo ETC. http://www.etcgroup.org

Si el clima fuera un banco

Gustavo Duch Guillot

A primeros de mes, en Barcelona, hemos podido olfatear y degustar cómo se están cocinando los posibles acuerdos frente a la crisis climática que deberán definirse, o no, en la próxima cumbre de Copenhague. Y digo crisis porque cambios climáticos en la larguísima historia del Planeta Tierra siempre han existido -eso no es novedad-. Mientras que lo que ahora tenemos es una crisis, y muy grave, provocada por los seres humanos, un pequeño colectivo de seres vivos que habitamos en esta morada común.
Entre los fogones de este aperitivo quiero destacar los planteamientos que presentó la campaña ‘El clima no está en venta’, que agrupa a muchas organizaciones y movimientos de la sociedad civil catalana conectados a otros grupos internacionales. Su receta es la más digerible. Los y las activistas de la campaña el 4 de noviembre se presentaron delante del centro de conferencias donde se reunían las diferentes delegaciones y cerraron, con candados de bicicleta, las puertas del recinto, para visualizar así que, con los mejunjes que se guisan en su interior, no hay salida.
Básicamente porque se discute sólo en términos de mercado, regateando con las emisiones de carbono. «Si yo sigo contaminando en mi país (rico e industrializado) buscaré un socio en otro país (pobre) que me venda sus derechos a contaminar». A cambio esta empresa deberá implementar tecnologías ‘limpias’ en ese país, lo que normalmente se convierte en otra chimenea (esta vez, eso sí, con muy buenos filtros) humeando CO2 a la atmósfera.
En otras ocasiones se compensa con la creación de grandes plantaciones de árboles, pinos y eucaliptos, que dicen absorberán CO2, pero nunca tanto como el que retenían los suelos de los bosques primarios o selvas que han talado o deforestado para instalar esos nuevos bosques artificiosos. También proyectos de nuevos cultivos de agrocombustibles se aceptan como canje de proyectos contaminantes, cuando esos nuevos combustibles, además de disminuir la producción de alimentos, se quemarán emitiendo también gases de efecto invernadero. O las grandes empresas industriales que alegan que para contaminar menos en los países europeos se ven forzadas a deslocalizar sus producciones, por ejemplo, a China (donde todo les resulta más barato), que así, como la nueva fábrica global del mundo consumista, encabeza ya el ranking de países contaminadores.
Ésas son las discusiones de Barcelona y así serán (si nada lo viene a cambiar) las de Copenhague. Un galimatías de «mecanismos de desarrollo limpio» y «comercio de certificados de emisiones» con lo que discutir y discutir para llegar a acuerdos que nunca van a la raíz del problema.
Afrontar la crisis climática pasa en primer lugar por admitir la responsabilidad que tenemos los países del Norte global en la misma. Y asumir reducciones urgentes y obligatorias en nuestros propios Estados de un 40% para finales de 2020. No es imposible; de hecho, si el clima fuera un banco… ya lo habrían salvado.
En los pasillos del centro de convenciones de Barcelona, además de los técnicos representantes de los Estados, rondaban al acecho los ‘lobbies’ de las empresas automovilísticas, de la agroindustria, de la energía nuclear… Si ejerciéramos con la responsabilidad que le debemos a nuestros descendientes, en la cumbre de Copenhague deberíamos guardar a estos señores en la habitación de la limpieza y repetir la acción de Barcelona. Cerrar las puertas a cal y canto hasta que nos presenten medidas justas y suficientes. Si no, no hay salida.
El Correo Vasco. 20 de noviembre de 2009
Fuente: America Latina en Movimiento